A lo largo de dos años analizamos párrafo tras párrafo dos obras maestras de Paul Ricoeur, a saber, Finitud y culpabilidad! y Si mismo como otro? La conclusión general fue que esta ardua labor no sólo abrió surcos donde sembrar grandes inquietudes que permanecían latentes en el rincón de los asuntos inexplorados, aunque importan a varios especialistas, sino que incluso ninguno de los participantes era ya el mismo: se sentían revitalizados. Y esto es importante en una época que se hunde en la pandemia nihilista. Nuestra especie, social por naturaleza y cultura, en la actualidad se concibe hundida en la soledad y manipulada por grandes consorcios, los cuales, mediante una telaraña de lazos financieros y políticas unificadas, han impuesto el dominio que enriquece a un puñado de familias, cada vez menos, en tanto la mayor parte de la humanidad tiene un empleo mal remunerado por el que lucha dentro de una competencia rabiosa y enferma o tiene un empleo eventual o es subempleada o desempleada. El hambre se generaliza. Las periferias mundiales giran en torno de onerosos tratados comerciales que incrementan exponencialmente, o casi, el monto de su deuda externa. Millones viven en el exilio por causas económicas, lejos de su madre tierra. Adicionalmente, los centros mundiales son racistas y xenófobos: miran a las oleadas de migrantes como depresoras del salario y las prestaciones.