Escritor nato, limpio, claro, fue Joaquín Ramírez Cabañas quien desde muy temprano tomó la pluma para exponer sus ideas, orientara la opinión pública desde las filas del periodismo y dar rienda suelta a su emoción lírica. Reciamente formado en el campo de las letras, armado con sano criterio liberal con el que apoyó las causas nobles sin medrar ni buscar posición política alguna, ingresó en el ámbito de Clío a media edad, con paso firme y recia conciencia.

Como muchos de nuestros mejores escritores, el periodismo y abundantes lecturas le sirvieron de base. El magisterio que ejerció con altura y nobleza confirmó y amplió su saber. Se dedicó largos años a la enseñanza en la Escuela Nacional Preparatoria, que fue almácigo de vocaciones, semillero de recios profesionistas y tribuna de los sabios más eminentes de México; en la Normal Superior, que formó auténticos maestros; y en la Facultad de Filosofía y Letras, por entonces sede del saber, foro abierto a la expresión de todos los espíritus y ágora orientadora de la cultura y de los valores esenciales; en todos estos y en otros planteles más, la voz pausada, recia y la reflexión honda y maciza de don Joaquín, del maestro Ramírez Cabañas se escuchó. Los que fueron sus discípulos le han recordado por su labor didáctica, capacidad de formación e inteligente dirección magisterial, por su espíritu libre y recios conocimientos.