Una de las orillas de la cinematografía es sin duda el documental, desde las tomas de los Lumière hasta los planteamientos más contemporáneos, eclécticos y complejos. Como todo acto creativo, el documental es a su vez un río en el que confluyen diversas corrientes, que viran sus recorridos por la salida de sus ensenadas o, de plano, se escapan en el impulso de su torrente. Carlos Mendoza revisa con mirada crítica y sagaz el devenir de un género —no pocas veces denostado, manipulado e, incluso, puesto en el olvido— desde su más preclaro imperativo: el registrador escenas directamente de la realidad y las consecuencias que de ello se derivan, tanto en la redefinición de sus propias fronteras y en los modos de construirse, dentro del natural impulso de narrar —como se denomina su primer ensayo—, como en la relación que mantiene con el periodismo y la historia. Mendoza indaga a través de estos diez ensayos sobre los puentes que —como herramienta metodológica del conocimiento— el documental sostiene con la ética, la estética y la conformación del estilo; pondera la aportación de la entrevista y la conversación; analiza los problemas y apertura que ofrecen las transformaciones tecnológicas, tanto en la edición y el rodaje, como en la utilización de la animación y de los recursos gráficos, y en los propios esquemas de investigación. En otros puntos, el autor se adentra en el tema de la búsqueda de la verdad como una apuesta teórica que va de la retórica del discurso al sustento metodológico del guion en el documental dentro del proceso en el descubrimiento «de la improbable verdad». El libro aborda también una crítica al documental actual, en especial como fenómeno de exhibición en México, los alcances de la distribución, el compromiso de los realizadores y el juego de abalorios que ofrecen premios y festivales.